Las manifestaciones recientes por las reivindicaciones del campo español de agricultores españoles, caracterizadas por el uso de tractores para bloquear carreteras y ciudades, reflejan una profunda preocupación por varios asuntos críticos que afectan al sector agrícola.
Entre las principales reivindicaciones se encuentra:
- La alarma por la competencia desleal, derivada de la importación de productos agrícolas de países como Egipto, Marruecos y Turquía, que impacta negativamente en los mercados locales.
- Se critica el aumento de los costes energéticos y la falta de una planificación hidrológica adecuada, junto con recortes en el Trasvase, lo que pone en jaque la sostenibilidad de la agricultura nacional.
- Los agricultores exigen acciones concretas que aborden estos problemas, buscando políticas que promuevan un campo más justo y sostenible.
- Estas movilizaciones reflejan la urgencia de encontrar soluciones equitativas que aseguren la viabilidad del sector agrícola español frente a los desafíos globales y locales.
protestas de los agricultores a la UE
Las protestas de los agricultores españoles frente a la Unión Europea (UE) abarcan una serie de quejas específicas, reflejando el descontento generalizado con las políticas y regulaciones de la UE que impactan directamente en su capacidad para operar de manera sostenible y rentable. Entre las principales preocupaciones se encuentran:
- Burocracia y Regulaciones Medioambientales: Los agricultores critican la excesiva burocracia y las exigentes leyes medioambientales que, según ellos, han dejado a una parte significativa del sector sin acceso a ayudas europeas. Este ambiente regulador se considera un obstáculo importante para la operatividad diaria y la competitividad del sector agrario.
- Política Agraria Común (PAC) y Requisitos: Hay un malestar generalizado por los requisitos de la nueva PAC y los bajos precios en origen, junto con las mayores cargas administrativas y la imposición de medidas ambientales. La crisis de los pequeños agricultores se ve exacerbada por la dificultad de afrontar los mayores costes de producción mientras cumplen con estas normas ambientales.
- Acuerdos Comerciales Internacionales: Los agricultores europeos, incluidos los españoles, expresan su preocupación por los acuerdos comerciales de la UE con países como Mercosur, Nueva Zelanda, Chile, Kenia, México, India, Australia, y Canadá (CETA), argumentando que estos pactos podrían amenazar la agricultura local al no exigir que los productos agrícolas importados cumplan con las mismas normativas de producción que los locales, lo que se conoce como la ‘cláusula espejo’. Esta situación pone en desventaja a los productores locales frente a las importaciones.
- Precios Justos y Regulación de Mercado: Existe una demanda por establecer precios de intervención y precios mínimos para todos los productos agrícolas, asegurando que los precios sean superiores a los costes de producción. Se pide también reforzar la directiva sobre prácticas comerciales desleales y utilizar herramientas de regulación de mercado para estabilizar los precios y evitar la especulación.
- Reparto Equitativo de Ayudas de la PAC: Los agricultores piden un reparto más equitativo de las ayudas de la PAC, enfocando el apoyo hacia las explotaciones pequeñas y medianas que practican una agricultura sostenible, en contraposición a la actual distribución donde una minoría de grandes explotaciones recibe la mayoría de las ayudas.
Estas quejas y demandas reflejan la complejidad de los desafíos que enfrenta el sector agrícola en España y en toda Europa. Los agricultores buscan un reconocimiento de su importancia estratégica para la UE, no solo en términos de suministro de alimentos y energía sino también como un pilar crucial en el contexto geopolítico actual.
Lo que cuesta y lo que pagan
dos ejemplos destacados de la discrepancia entre lo que se paga a los agricultores por sus productos y lo que luego cuestan en los supermercados:
- Ajos: Un agricultor vende sus ajos a 85 céntimos el kilo, pero en el supermercado, el precio puede oscilar entre 4,98 y 5,80 euros por kilo. Este aumento considerable se debe a varios factores a lo largo de la cadena de producción y distribución, incluidos el envasado, almacenamiento y los márgenes de los supermercados.
- Limones: Otro ejemplo notable es el de los limones, que se compran a los agricultores a 0,23 euros el kilo y se venden a los consumidores a 2,06 euros el kilo, lo que representa un incremento del 796%. Esto subraya la enorme brecha entre los precios en origen y los precios al consumidor final.
El costo de producción de ajos ha experimentado un aumento significativo, superando el 37% en comparación con campañas anteriores debido a la suma de factores como la energía, los arrendamientos, los insumos, y especialmente, los costes salariales. Esta situación ha llevado a que el incremento del costo de producción de 1 kg de ajo se haya disparado por encima del 45% con respecto a la campaña anterior